Economía colaborativa en Chile: sus beneficios y retos

Compártelo en:

Desde hace algunos años, tanto colaboradores como empresas vienen incorporándose al concepto de “economía colaborativa”, la cual busca fomentar una eficiencia máxima de los recursos, incrementando el trabajo autónomo, así como el uso compartido de recursos materiales como oficinas y equipamiento, generando mayor agilidad para las empresas y un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal.

Esta tendencia ha crecido muy rápido y de acuerdo al estudio de Mega Tendencias Laborales, realizado por Sodexo, este concepto cambiará los patrones de empleo y propiedad en todo el mundo, ya que no solo ayuda a las empresas a obtener un mayor acceso a más talento, sino que también les ofrece más recursos.

No obstante, los colaboradores y las compañías que participan en una economía colaborativa deben enfrentar varios desafíos. Los primeros no siempre reciben los mismos beneficios que los trabajadores a tiempo completo y pueden tener menos protección en caso de conflicto laboral. Tampoco suelen beneficiarse del mismo nivel de compromiso que los colaboradores full time, y con frecuencia deben incorporarse rápidamente a los nuevos procesos, sistemas y entornos de la empresa.

Las organizaciones muchas veces también sienten amenazada su propia seguridad con muy poca ayuda externa para buscar protección. Esto incluye una mayor vulnerabilidad del ámbito TI de la organización, la pérdida de equipos y el daño físico de los recursos.

Sin embargo, está claro que la economía colaborativa ofrece oportunidades sin precedentes para organizaciones y colaboradores, desde una mayor agilidad para las empresas a un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal y la satisfacción empresarial de los empleados. A pesar de los desafíos, y al operar con razonable precaución, este interesante modelo puede ser la clave del crecimiento mundial en un clima cambiante.

Los principales beneficios de una economía colaborativa son:

  • Desarrollo sostenible: la economía colaborativa estimula el segundo uso de los productos. Lo que alguien ya no necesita, puede tener un nuevo usuario.
  • Gestión de recursos: otro principio de la economía colaborativa es que si una persona sirve para determinada tarea lo más probable es que sirva para otras labores, entonces, ¿por qué no compartirlo?
  • Mayor oferta: los productos con un segundo uso y los servicios compartidos amplían la oferta de los mercados tradicionales.
  • Preocupación por el medio ambiente: la reutilización y los servicios compartidos son una buena manera de contribuir al cuidado de nuestro entorno.

Una economía colaborativa sin duda representa un desafío para las áreas de Gestión de Personas, ya que este nuevo paradigma requiere una nueva forma de retener y conectar talento. “Contratar personal para proyectos puntuales o externalizar ciertas funciones es la esencia de esta economía, muchas veces compuesta por perfiles muy heterogéneos, pero con un objetivo común”, señala Marcela del Barrio, directora de Gestión de Personas de Sodexo Servicios de Beneficios e Incentivos.

Este sistema ha llegado para quedarse, ya no es una tendencia lejana, está instalándose y desafiando a las empresas y colaboradores a una nueva forma de trabajo.

Te puede interesar

×