Glovo nació en Barcelona en el 2015 gracias a Oscar Pierre y Sacha Michaud, que bajo la premisa «Si puede hacerlo otro por mí, ¿por qué voy a perder mi tiempo? » tuvieron la idea de crear una aplicación que te permitiera pedir casi cualquier cosa y que te la entregasen rápidamente.
Imagina estar en casa y querer comida de tu restaurante favorito, o necesitar algo de la tienda de la esquina, pero no tener tiempo (o ganas) para ir. Glovo resuelve ese problema.
Es una empresa viral que se ha hecho famosa porque es rápida y versátil. Puedes pedir lo que quieras y te lo traen a casa. Así de simple. Además, trabajan con muchas tiendas locales, lo que hace que su servicio sea aún más útil y muestra su apoyo al pequeño comercio.
Pero, ¿qué crees que pasó durante la pandemia? ¡¡booom!!
Glovo aumentó sus medidas de higiene para garantizar la seguridad tanto de los repartidores como de los clientes con las entregas sin contacto. Experimentaron un aumento en la demanda y tuvieron la oportunidad de expandir su oferta de servicios con productos farmacéuticos.
Lo interesante de la historia de Glovo es lo que podemos aprender de ellos:
➡️Innovación y adaptación: Glovo destacó por ser una solución innovadora a un problema común. Supieron adaptarse a un contexto social en el que «no tenemos tiempo».
➡️Ofrecer variedad de servicios: No se quedaron solo en la entrega de comida, sino que también entregan productos de tiendas, lo que atrajo a más usuarios y los hizo más versátiles.
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